Alejandro Rodríguez Juele
La historia de mis historietas

martes, 10 de noviembre de 2015

Biscuits

En junio de 2014 estuve dos semanas en la República Democrática del Congo, visitando los cascos azules uruguayos que integran la misión de paz de las Naciones Unidas en ese país. Traté de volcar mis experiencias y un poco de investigación que hice a mi regreso en una historieta de seis páginas que salió publicada en la revista lento de la diaria. 
La estoy compartiendo aquí para quienes no tuvieron la oportunidad de leer la revista. Espero que les gusten estos breves apuntes sobre un lugar totalmente diferente a nuestro país pero que desde hace más de diez años, miles de compatriotas han considerado su hogar.








jueves, 14 de mayo de 2015

Terra capítulo 1 - Cielo.

Durante 2014 esta historieta apareció en la revista lento de la diaria. Aquí pueden leerla de corrido.
Está compuesta por una prólogo de tres páginas ubicado en 1974 y el capítulo "Cielo" que sucede en 1990.

También pueden descargar un PDF.


































viernes, 22 de agosto de 2014

Terra

A fines de 2013 publiqué en Lento, la revista de la diaria, una historieta de tres páginas titulada Terra. Era parte de un ciclo en el que varios autores uruguayos y argentinos se fueron alternando en las páginas de la revista con pequeñas historias autoconclusivas. Recuerdo las historietas de Nico Peruzzo, de Santullo y Hansz, de Ciccariello, de Roy y Lauri Fernández.


A fines de ese año Gabriel Lagos, editor de la revista, me consultó si tenía pensada una continuación de la historia del personaje Terra. Le contesté que de hecho esas tres páginas eran una especie de prólogo o backstory de un relato más largo que tenía en mente. Gabriel me ofreció el espacio en la revista para publicar esa historia durante todo 2014, a razón de tres páginas mensuales. No estaba en mis planes escribir y dibujar Terra en un año que ya en diciembre se anunciaba lleno de trabajo, pero oportunidades como esa no se presentan muy a menudo, así que dije que sí.

En abril de 2013 salieron las primeras tres páginas del primer capítulo de Terra, que se titula Cielo. En el próximo número - en setiembre - llegarán a 15 y cuando se cumple el año de publicación serán unas 36 páginas. Confío que a esa altura el relato habrá cobrado la consistencia que en las primeras páginas aún no tiene.

Pero, ¿quién es Terra? Hasta el momento se sabe que es un electricista, cuarentón y pelado, que tiene el inusual don de ser inmune a la corriente eléctrica. En el prólogo aparece en 1974, colaborando en su rol de electricista en un episodio de tortura en plena dictadura. En este primer capítulo lo encontramos dieciséis años más tarde, viviendo solo en un barrio suburbano de Montevideo. Un poco contra su voluntad se ve involucrado en la muerte de un joven ladrón de cables. Gracias a su extraña capacidad logra salvar a una chica - Cielo - de morir electrocutada.

Terra es el resultado de varias cosas que tenía interés en narrar. Quería contar una historia ubicada en los años 90, en ese punto de la historia uruguaya en que las esperanzas que hicieron eclosión a la salida de la dictadura se quebraron de golpe. La derrota del plebiscito contra la Ley de Caducidad en 1989 marcó el fin de una era de efervecencia política y cultural. El triunfo electoral de las corrientes neoliberales fue reflejo de un giro en la sociedad uruguaya, quizás cansada de tanta militancia con tan pocos resultados palpables. La caída del Muro de Berlín, la desaparición de la URSS, el acceso de la izquierda uruguaya al gobierno de Montevideo, todos esos hechos marcaron el fin de una época de cierta inocencia.



También quería contar una historia ubicada en un barrio periférico de la ciudad. Me interesan estéticamente esas calles en las que sobreviven ranchos de lata de principio del siglo XX, mezclados con las pretensiosas fachadas de los años 30 y las modernas casas de azotea de los años 50 y 60. Todo uniformizado por la ruina y el deterioro, por las reformas caseras, las ampliaciones sin terminar, el crecimiento descuidado de los jardines. Esos barrios en los que en cada cuadra hay un esqueleto de auto apoyado sobre cuatro troncos, en una lucha dramática entre el óxido y la voluntad de su dueño de reconstruirlo.

El símbolo gráfico de esos barrios son los cables, las columnas, los aisladores, los transformadores. Todo esa red que en los barrios más céntricos corre adosada a las paredes y oculta bajo las veredas, queda al descubierto en el suburbio, como venas y huesos sin carne ni  piel que los cubra.


Por último, quería contar una historia de superhéroes. Eso es básicamente Terra, desde el punto de vista estructural. La inmunidad a la electricidad le da al protagonista un poder que lo separa del resto de la humanidad. La respuesta emocional de Terra es caer en el aislamiento - para usar un término eléctrico - situándose por fuera del bien y el mal. La historia va a ir develando que no lo logra, que la neutralidad no es posible.

Terra como superhéroe tiene un origen mítico: la caída de un rayo que mata a su hermanita y lo perdona a él. También tiene un supervillano, el recién aparecido Carbonell. A medida que avance la historia Terra deberá tomar la inevitable decisión de todo héroe, la que Gabriel Lagos señaló en Lento usando la famosa frase "un gran poder implica una gran responsabilidad".

O quizás es una decisión que Terra ya tomó sin darse cuenta.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Completamos el Ciclo Artiguista en Bandas Orientales.

Con la hermosa historieta "En Paraguay" de Santullo y Bergara dimos fin al largo arco narrativo que comenzamos en 2011 con "El Grito de Asencio". Lo que arrancó como un proyecto de once episodios sobre los hechos históricos de 1811 se transformó en una colección de 44 historietas de más de 20 autores diferentes, publicadas a lo largo de tres años. Con Nico Peruzzo y Victoria Saibene estamos muy orgullosos del fruto de nuestro trabajo. Hemos aprendido mucho sobre las posibilidades del medio, sobre gestión de proyectos culturales, sobre el arduo trabajo del editor que tiene que negociar con los autores para mantener una línea editorial y narrativa coherente.
De todas las experiencias que vivimos en estos 36 meses, quiero destacar tres.
La primera es el entusiasmo con que el equipo de la Comisión del Bicentenario apoyó nuestro proyecto. A partir del financiamiento del primer año de Bandas Orientales por el Fondo Bicentenario, siempre fueron los primeros en difundir nuestro trabajo, en retuitear cada vez que publicábamos un episodio, en darnos consejos y en proponernos nuevos proyectos.
La segunda son los talleres que hicimos con docentes, tanto maestros de escuela como profesores de historia, de dibujo y de literatura en liceos. Salvando la brecha que existe entre los generadores de recursos educativos y los docentes en sus aulas, nos encontramos con gente ávida de materiales como Bandas Orientales, que sean a la vez atractivos para los alumnos y rigurosos en el contenido. Al comienzo temíamos que al tratarse de historietas, nuestro proyecto no fuera tomado en serio. Nada más errado. Nos encontramos con docentes conocedores del medio cómic, confesos lectores de historietas (Asterix es un nombre que siempre surge en el diálogo) y agradecidos por recibir nuestro material en forma gratuita.
La tercera experiencia fue la confirmación de que contar en historietas la historia de nuestro país - y de los vecinos - es una excelente forma de enseñar a los niños y adolescentes de dónde venimos y por qué somos como somos. Una muestra de ésto es del comentario que nos dejó Gabi en agosto de 2011: "no sabia que ubiera pasado cosas intersantes en nuestro pais :)" (sic).
A todos los guionistas, dibujantes y coloristas que participaron en Bandas Orientales a lo largo de las tres temporadas, a todos los lectores que nos dejaron comentarios, a todos los docentes que usaron nuestras historietas en clase, ¡muchas gracias! Y estén atentos a las novedades de Bandas Orientales en los próximos meses.

jueves, 31 de octubre de 2013

La historia de los Derechos de Autor (partes 1 y 2)

Estos dibujos son un intento de explicar cómo llegamos al estado actual de los derechos de autor. Es fruto de las lecturas y discusiones a raíz de mi participación en el panel ciudadano de las Conferencias Ciudadanas Sumar que está trabajando en este tema.

Todavía falta una página donde voy a contar cómo la llegada de Internet cambió todo.



jueves, 26 de septiembre de 2013

El casamiento de Artigas


Después de tantas batallas e intrigas políticas, me pareció que Bandas Orientales necesitaba un poco de romance. Qué mejor entonces que contar las desventuras amorosas del Pepe Artigas en su capital de Purificación. Artigas había conocido a Melchora Cuenca en 1811, mientras acampaba con el pueblo oriental en el Ayuí. Melchora era hija de un comerciante paraguayo que abastecía a las tropas artiguistas. Cuatro años más tarde la jovencita ya era toda una mujer y terminó de conquistar el corazón del Jefe de los Orientales. Dicen que fue lancera en varias batallas contra los portugueses y los porteños. Mientras Artigas atendía el gobierno de la Liga Federal, Melchora enseñaba en la escuelita de Purificación.


Cuando Montevideo vuelve a manos de los orientales, Artigas aprovecha para mandar comprar un juego de comedor y así alhajar un poco la casa donde vivía con su indómita mujer. Pero el resultado es el contrario al que esperaba.


Después de algunas peripecias que se pueden leer en la historieta completa, el padre José Monterroso une en matrimonio a Melchora Cuenca y José Artigas. De este matrimonio nacieron dos hijos legítimos (Santiago y María), así que hay que suponer que se había solucionado la situación matrimonial de Artigas, casado con su prima Rafaela Rosalía Villagrán diez años antes. La coincidencia de la llegada a Purificación del presbítero Dámaso Antonio Larrañaga en mayo de 1815 me hizo suponer que era portador de la anulación eclesial de este matrimonio por causa de la enfermedad mental de Villagrán.

Se cuenta que la boda fue motivo de grandes festejos en el poblado artiguista. En mi dibujo quise mostrar la diversidad de personas que vivían allí, más los invitados que habían llegado de lejos, como Don Atanasio y Ferreira. Era un momento de triunfo para los orientales, que por primera vez eran libres e independientes, junto a las provincias hermanas del Río de la Plata. Para la ceremonia dibujé a Melchora con el cabello recogido, con una mantilla de ñanduty en los hombros y con una flor de mburucuyá, símbolo de Paysandú y flor nacional del Paraguay, en el pelo. Artigas vestía su mejor casaquilla azul de blandengue. Tenía dos, la vieja y gastada y la buena, para las ocasiones especiales.

Cuando años más tarde, tras la derrota de su ejército frente a los portugueses, Artigas cruzó a Corrientes y luego al Paraguay, Melchora quedó en Paysandú con su hijo Santiago. Quizás pensaban que él regresaría pronto o quizás la relación entre ellos ya no era buena. En su correspondencia, Artigas se muestra más preocupado por su hijo que por su mujer. Ella por su parte esperó toda la vida verlo aparecer de regreso a sus pagos. Incluso cuando recibió la noticia de la muerte del caudillo en Curuguaty se negaba a darla por cierta.

martes, 18 de junio de 2013

Una ciudad perdida en las montañas


En esta segunda parte de mis comentarios sobre "Regreso a las Montañas de la Locura", la aventura escrita por Rodolfo Santullo siguiendo los pasos de H.P. Lovecraft y que con mis dibujos se publicó en el blog Marche un Cuadrito, quiero contar más detalles sobre la creación del mundo visual en que se mueven Fornari, Malucci y Hoffman.

Explorando la última frontera de la Tierra.

En 1931, cuando Lovecraft escribió su nouvelle, la Antártida estaba dejando de ser un continente desconocido. El año anterior el Almirante Richard E. Byrd había sobrevolado el Polo Sur. El relato in extenso de la expedición fue publicado en agosto de 1930 en The National Geographic Magazine. Es conocido que Lovecraft tomó esta expedición como referencia para su relato, en el que aparecen varios episodios similares a los vividos por Byrd (el establecimiento de una base en la cima de la Barrera de Ross, el descubrimiento de fósiles de una era tropical, el dificultoso paso en avión sobre las montañas antárticas, incluso el vuelo por sobre el Polo Sur).

Entre las pocas personas que en 1930 recibían la National Geographic en Uruguay estaban las tías de mi madre. Gracias a ellas tengo en mi poder el mismo número del que Howard Phillips extrajo los datos científicos para su relato. Las 89 fotografías en blanco y negro, en su época la única información visual que se tenía de aquel mundo extraño, muestran en detalle las carpas, los depósitos de combustible, las antenas de radio y los sólidos aviones en Little America, el campamento base de Byrd. En ellas me basé para dibujar el campamento de Fornari y Hoffman.



El experimentado aviador norteamericano había elegido tres aviones de diferentes características. El Floyd Bennet era un trimotor Ford con 1000 HP de potencia, elegido para el largo viaje de ida y vuelta hasta el Polo. Además tenía un Fokker y un Fairchild de menor potencia para los vuelos auxiliares. Por su parte, Lovecraft menciona en su relato cuatro aviones Dornier, algo inverosímil ya que esta fábrica alemana solamente producía lo que en su época se llamaba "barcos voladores", cuyo casco náutico les impedía aterrizar sobre tierra firme. En el momento de elegir los aviones para la Expedición Fornari, elegí el Junkers 46, un pequeño avión anfibio que podía ser eyectado desde una catapulta a bordo de un barco, así como acuatizar o aterrizar sobre el hielo. Además, se trata de una atractiva aeronave de fuselaje prismático y paredes de chapa acanalada.



Byrd fue el primero en usar un barco de casco metálico en una expedición antártica. El Eleanor Bolling, un lento pero sólido carguero le permitió llevar 800 toneladas de cargamento hasta el límite de la Barrera de Hielo de Ross. El barco en que Staller lleva a Fornari, Malucci y Hoffman al encuentro de los Antiguos también es un rompehielos de casco metálico. Como referencia encontré el Sergo Ordzhonikize, una embarcación ártica rusa botada en 1941, con un aspecto que combina el diseño típico de los años 30 y la necesaria modernidad para ser impresionante a los ojos de Fornari.



Revisando la colección de viejas National Geographic, encontré un dato curioso. En el número de febrero de 1930 se publicó un artículo de Joseph F. Rock sobre su expedición a las montañas Amnyi Machen, en la frontera del Tibet y China. El artículo lleva el sugerente título “Seeking the Mountains of Mystery”. 




Evidentemente Lovecraft era un asiduo lector de la revista del marco amarillo donde encontraba parte de su inspiración.

La Ciudad de los Antiguos (a partir de aquí hay spoilers de la trama de RALMDLL y ATMOM)





Uno de los mayores desafíos al ilustrar esta aventura fue dar forma a una ciudad que trasmita espanto de sólo verla . Aunque Lovecraft se toma el tiempo de describirla en detalle, no alcanza con seguir el texto para lograr el efecto requerido. HPL, influído por las descripciones de lugares exóticos como el Nepal o Mongolia, escribe que los "cubos adosados a los más altos picos" le hacen acordar a las pinturas de "antiguos castillos asiáticos" del ruso Nikolai Roerich. Sin embargo luego nos describe arcadas y ventanas de medio punto, algo que remite más a las ruinas romanas que a una civilización alienígena.




En vez de intentar seguir al pie de la letra las intrincadas desripciones lovecraftianas, busqué una referencia visual que trasmitiera a la vez realismo y extrañeza. Como comenté en mi nota anterior, desde el comienzo de mi trabajo me puse el objetivo de mostrar los Antiguos y su ciudad como algo real y tangible, si bien ajeno a nuestra humanidad. Enseguida pensé en los cristales microscópicos como referencia visual para las indescriptibles construcciones que Fornari y Hoffman encuentran tras las montañas. El cloruro de sodio, por ejemplo, forma cristales cúbicos de distintos tamaños que se intersectan y superponen en ángulos caprichosos. Al llevar esas formas a dimensiones colosales obtuve un mundo de aspecto imposible pero a la vez con una lógica interna. Nuestra percepción no logra captar las reglas de la composición, pero reconoce que hay una inteligencia detrás de esos enormes bloques colocados en ángulos que desafían la gravedad.




También en el universo microscópico encontré la referencia para las inscripciones que los Antiguos dejaron en las paredes de su ciudad. Esos grafismos, que Hoffman increíblemente logra descifrar con sólo un vistazo, debían reflejar la simetría radial de los seres que los crearon. Así como los humanos, atados a la dirección vertical que nos marca la gravedad y a la simetría lateral de nuestros organismos, hemos desarrollado un mundo visual en base al ángulo recto, los Antiguos, con sus cabezas en forma de estrella de cinco puntas, debían tener una escritura ordenada en forma radial. A un esquema básico de nodos con cinco líneas radiales, agregué los trazos en espiral que dejan las partículas subatómicas en los aceleradores. Más ingredientes: las inscripciones rupestres de los habitantes prehistóricos de Armenia y el famoso emblema creado por el propio Lovecraft, conocido como la "Marca de los Antiguos". El resultado es una grafía que parece tener un orden y una lógica, pero que nos resulta totalmente ajena. Excepto para mentes privilegiadas como la de Hoffman.




Hay un escenario en RALMDLL, sin embargo, que es totalmente real. La cueva donde Malucci encuentra los ocho cadáveres de Antiguos es una reproducción de las Grutas de Cristal, descubiertas en 2000 en Naica, Mexico. La realidad a veces supera nuestra imaginación.